English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German documental Spain cartas de presentación Italian xo Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

jueves, 30 de junio de 2011

CAPITULO TRECE. Siempre tuya, Emma.


Habían pasado unos días de aquella situación tan espantosa e irremediable. Ahora yo, apasionada del amor me iba a casar con un hombre sin amarlo. La verdad es que era muy guapo y si, tenía más dinero que Arthur pero no me importaba. Ese hombre era insoportable. Estaba obsesionado conmigo tanto que no quería que me acercara a nadie y menos a un hombre. Odiaba mi vida tanto. Odiaba no tenerlo a mi lado, no tocarlo, no abrazarlo y ... añoraba tanto sus besos. Apasionados y sorprendedores. 
Cada semana, a escondidas de mi prometido, me mandaba cartas y yo se las respondía. En ellas me explica los que hace cada día, sus pensamientos y sus sentimientos y me hace imaginármelo y es como....como si lo tuviera delante mio. 
Hoy me dijo que se iba a sincerar de algo muy importante y estoy impaciente por que llegue. 
- Srta Williams - escuché un susurro.- Srta Williams..
- Hola Will, ¿la trae? - dije, Will, era nuestro complice, el que nos traía y llevaba las cartas. Es un buen amigo de Arthur y ahora también lo era mio.
- Si, si ,si , aqui está, tome y no la pierda, es muy importante o eso me dijo Arthur.
- Claro, no la perderé se puede ir tranquilo, muchas gracias.
- Denada Señorita.
Abrí la carta y me senté en un sillón a leerla.
 Hoy, un día mas, sin saber nada de tí, Emma,  sin saber lo que haces, lo que piensas, sin saber absolutamente nada, sin saber si te voi a volver a ver.. Todo es tan dificil, y sé que no me merezco esto, no me merezco estar así, no paro de pensar en ti, no para de pensar en lo que estaras haciendo en cada momento, o lo que me gustaría que hicieras.. Me gustaría que te acordaras de mi, me gustaría que estuvieras deseando tanto como yo que llegara el momento para vovler a verme. La echo de menos, sus abrazos cálidos, sus besos suaves. En resumen te echo de menos a ti, a todo lo que tiene que ver contigo. Y aquí mirando al cielo a diez mil kilómetros de tus besos, me he puesto ha pensar en tí, en nosotros y quiero hacer una locura. La locura más grande y si lo conseguimos, la más satisfactoria. 
Emma, quiero proponerte que nos veamos, cada noche, en nuestro lugar especial en el que empezo todo, por favor.
Cuando toda tu familia se duerma e intenta no despertarlos huye, huye de aquella pesadilla y vive un sueño fugaz conmigo cada noche. Te necesito. Y se que tu también me necesitas. Estaré esperando tu respuesta hoy en nuestro lugar a las 23:00.
Siempre tuyo, Arthur.
Cuando terminé de leer aquella carta me quedé petrificada. No supe que hacer. Estaba en un lucha continua entre razón y corazón. Pero los dictados de mi corazón me dicen que merezco ser feliz, feliz con el hombre al que amo, así que asistiré sin pensarlo un minuto más.

miércoles, 29 de junio de 2011

CAPITULO DOCE. Siempre tuya, Emma.

http://mrs-darcy.blogdiario.com/img/emma2009.jpg



- Emma, cuidado, ¡me vas a dejar sin respiracion! - bromeó Arthur.
- Lo siento, pero no puedo dejar de abrazarlo. Aunque en parte tengo rencor por mentirme y no venir a nuestro lugar especial, ¡esta noticia es sublime!
- Oh, perdoneme Srta, tengo la recompensa ¿ por que no casarnos aquí? en nuestro lugar.. ¿ que me dice?
Dudé pensativa, ¿casarnos? fue la noticia más maravillosa que escuche de sus labios.
- ¿Casarnos? Demasiado pronto... ¿no cree? - pregunté.
- No claro que no.
- Pero si apenas nos conocemos.
- Tenemos toda la vida.
Sonreí, es verdad, la vida entera junto a el, sería maravillosa.
- Te eché tanto de menos. - continuó Arthur. - Todos los días pensaba en usted, Emma, tantos y tantos día y meses han pasado sin verla, que tengo ansia de usted. Es como si usted se hubiera quedado con una mitad de mi, con la más importante, con la que sin ella no podía vivir. Ahora puedo vivir sin esa parte pero no sin usted. Fue tan difícil respirar, y la cosa tan simple como hablar, sin usted a mi lado. - se arrodilló.- Aunque ya hemos hablado antes de esto. Señorita Williams ¿ aceptaría casarse con un torpe y malhumorado Señor Brandon y permanecer junto a él toda la vida?
- ¡DETÉNGASE! No puede casarse con él - oí una voz entrecortada en la distancia.
- ¿Quién es? - pregunté.
- Su prometido, al que su padre, me ha dado la bendición para casarme con usted. Soy un joven apuesto, con dinero y quiero una mujer digna para mi y la he encontrado. Es usted.
- Yo no..yo..
- Usted es mía ahora y lo será para siempre.
Arthur estaba callado y en su cara había una expresión de decepción y a la vez de amargura y rabia. Lo miré, nos miramos, con mi mirada, le explique que lo sentía, que yo no sabía nada de esto y que maldecía a quien había bendecido ese matrimonio concertado con un desconocido. Lloraba, lloraba desconsolada. No sabía que hacer y corrí. Corrí hasta llegar a mi padre.
- ¿Qué ha hecho padre? ¿ Que ha hecho? - dije sollozando.
- Lo siento hija, es lo mejor para ti.
- ¿ Lo mejor? ¿Mejor que casarme con el Sr Brandon?
- Pero... pero hija ¿no odiabas a ese hombre?
- ¡NO! no, no ,no ¡LO AMO! con todas mis fuerzas, es parte de mi y él me ama.
- Ya no se puede hacer nada hija.
- Pero..pero papá..
- Nada, hija, nada.

martes, 28 de junio de 2011

UNDÉCIMO CAPITULO.

Habían pasado bastantes años, concretamente dos. Lo había extrañado como la tierra extraña a la luna de día y lo seguía extrañando. En estos años habían pasado bastantes cosas, mi hermana menor había encontrado ha un hombre apuesto y con dinero y como era de esperar se había casado. Mi hermana intermedia también lo había encontrado pero lo llevaban en secreto por que el era pobre y no podía casarse con ella por que no podía costearselo. Si me preguntaran cuál de las dos historias me gustaría vivir a mi, sería la de mi hermana Emily, la mediana, que solo luchaba por amor, no como mi otra hermana que solo luchaba por más y más dinero.
¿Y yo? yo sigo esperando a Arthur cada día en aquel lago, pero él nunca llega. A veces me desilusiono, por que no creo que vuelva jamás, pero y... ¿si vuelve? si no me ve allí pensará que no le he esperado ningún día y ... en cambio, no quiero ni pensarlo.
Y cambiando de tema, esta noche nos había invitado a una fiesta muy lujosa y supuestamente provechosa para encontrar marido para mi según mi madre. Me arregle muy poco y salimos hacia allá.
Mientras llegabamos mi madre ya estaba diciendo que para encontrar al hombre de mi vida tenía que ponerme mucho más guapa, yo solamente me veía obligada a ignorar sus palabras.
Por fin llegamos y mi madre ya tenía unos apuestos caballeros para presentarme. Muy apuestos, pero más apuesto era su dinero. Pero mientras yo solo pensaba en Arthur, bueno,nunca había dejado de pensar en él.
Y vi algo extraño, vi a alguien muy parecido a él y corrí desconsolada dejando a mi madre con aquellos tres caballeros. En efecto era él con su bella prometida. Me había mentido y además no había ido a nuestro sitio especial. Me miro y corrí. Llegué a la puerta de atrás que daba a nuestro lugar y me senté allí sin más. Él se acercaba  por detrás y me dijo:
- Mi amor...
- Yo no soy nada suyo Sr Brandon y menos su amor - le interrumpí.
- Voy a acabar con esta farsa, por que... - su voz entristeció
- ¿Por que no me amas? - dije con lágrimas en los ojos.
- No. La amo como nunca, pero ¿no me podía casar con mi hermana, no? - su cara expresaba felicidad y ironía.
- ¿Su hermana es la que está ahí dentro?
- Claro. Mi prometida esta en Londres, esta me había extrañado tan poco que había buscado otro ricachón con el que casarse.
- ¡OH ARTHUR!- Le abracé tan fuerte, que lo dejé sin respiración, pero me daba igual, era mio, solo mio.