martes, 12 de julio de 2011

CAPITULO DIÉCISIETE. Siempre tuya, Emma.


Estaba soñando profundamente cuando sentí una caricia en la mano, pero seguí con los ojos cerrados, habría sido el viento ya que estaba la ventana abierta pensé. Luego sentí otra caricia en el brazo, luego en la cara y al final en el pelo. Me aparté para el otro lado de la cama y me encogí como si tuviera frío. Miré de reojo a quien me había acariciado y por supuesto no era Arthur, pero tampoco era Anthony y eso me alivió, era mi madre que me estaba acariciando como si me añorará cuando todavía no me había ido. Abrí los ojos y ahí me la encontré llorando.
- Mamá, mamá ¿que pasa? - me asusté
- Nada hija, ya es la hora.
Sonroje y reí al mismo tiempo.
- Gracias mamá te quiero. Todo lo que estas haciendo por mi es admirable ¿quien lo diría? tú ayudándome a reunirme con mi amado, tú. 
- ¿Por que te asombras tanto? soy tu madre y aunque no lo creas, quiero el bien para ti.
- Gracias, gracias otra vez y si no te importa tengo que arreglarme para ir al encuentro. Te quiero - la abracé y se fue.
Fui al lago, a nuestro lugar, a nuestro encuentro había llegado un poco tarde así que supuse que ya estaba allí y acerté. Corrí hacía el y lo abrace muy fuerte. No lo volví a soltar en toda la noche. Hicimos lo mismo que la otra noche, hablar, besarnos, acariciarnos y abrazarnos. 
Así seguimos semanas, cada noche, no faltaba una noche que no estuviéramos juntos, meses, pero yo ya me cansaba de esa situación quería estar con el todas las horas del día, todos los días y todas las horas que quisiéramos sin esconder nuestro amor y enseñarlo al mundo, discretamente claro está. Pero yo era de otro y no podía ser de los dos.
Una noche de aquellas muchas habíamos dejado de hablar hace rato pero ninguno pensaba en hablar. Los dos estábamos pensativos, pensábamos en que íbamos hacer con lo que sentíamos el uno por el otro. 
- ¿Qué piensas Emma?
- Me temo decírtelo, pero no podemos continuar así toda la vida. No podemos esconder nuestro amor tanto tiempo y al final nos acabarán descubriendo.
- ¿Y que quieres que hagamos? no soy yo el que está comprometido.
- Sabes que hice todo lo posible por evitarlo pero mi padre está convencido que mi vida será mejor con Anthony.
- ¿ Y tu también lo estás?
- ¿Convencida?
- Si
- Pues no lo se Arthur.
Me equivoque de frase y arruiné la noche. Tal como dije eso Arthur no quiso escuchar más y se fue.
- ¿Donde vas Arthur?
- ¿No lo sabes verdad? todo lo que hemos pasado juntos, todo lo que nos amamos, bueno yo te amo y no quieres seguir aquí conmigo.
- No es que no quiera, ¡es que no debemos, no podemos seguir así!
- Si tu quisieras si podríamos.
Dio media vuelta y se fue. Yo me quedé allí sentada, pensando y llorando al mismo tiempo sin saber que hacer con mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario