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miércoles, 26 de octubre de 2011

CESO EL BLOG, POR BAJA AUDIENCIA, LO SIENTO POR LAS POCAS LECTORAS DE LA HISTORIA.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

CAPITULO VEINTIUNO.

Me quede allí de pie, hipnotizada por mis pensamientos, ¿que podía hacer ahora que lo sabia todo? .. no sabia que hacer, ni que decir. Ahora sabía que era el último hombre en la faz de la tierra con el que me casaría en estos momentos. En estos momentos si alguien me preguntaba que tal me encontraba, no sabría que podría responder.
- No serías capaz..- dije. Arthur me miró, no podre olvidar la cara de sufrimiento, todo esto se acababa. Y no por que nuestro amor no floreciera, si no por que el hombre lo tiene que destruir todo, tanto como la naturaleza como el amor de dos personas totalmente inofensivas.
- No sabe, Sr. Williams, lo que haría por usted, usted había conseguido hacer que me amaba y yo me sentía una vez en la vida con absoluta suerte y ahora, él,  quiere arrebatarme todo lo que tengo y no lo consentiré. Es más luchare con uñas y dientes si es necesario. Debería tenerlo en cuenta.
- Estos sentimientos son superiores a mi, y no puedo luchar contra ellos, pensé que le amaba por que descubrí a un hombre totalmente diferente al de esta misma noche, un caballero que hoy esta demostrando que no es.
Intento abalanzarse sobre mi con total agresividad pero Arthur lo evito. Sentía miedo, miedo a tener que pasar el resto de mi vida con ese hombre, sin amor y sin una gota de cariño. Es más no se que iba hacer si el alguna vez me agrediera como lo intento hacer en ese momento, por que allí estaba Arthur pero y..¿cuando no estuviera?
- Como se le ocurra ponerle una mano encima, aquí, en este instante se las vera conmigo Anthony, asi que tenga mucho cuidado con lo que hace.
- Es mi prometida.
- Es mi amante, a mi me ama. Por encima de todas las cosas, por usted y por vuestra unión. Ella me amara siempre lo quiera usted o no.
- Puedo decidir sobre ella, usted por mucho amor que se manifiesten, no valdrá para nada, absolutamente nada.
En ese momento no supe que hacer y grite, grite alto, para que ellos me escucharan de una vez por todas.
- ¡NADIE DECIDIRÁ SOBRE MI! Voy a acabar con estoy de una vez...
Y decidí una cosa, que decidiría mi futuro para bien o para mal, pero se que lo definiría para siempre jamás y todo sufrimiento se acabaría. No se si alguna vez me arrepentiría o de lo contrario, me alegraría, pero estaba decidida a hacerla.

domingo, 4 de septiembre de 2011

CAPITULO VEINTE.

-Emma .. - oía - Emma.. ¿ me estás escuchando? ¿estas bien? te has quedado paralizada.
- Si, si estoy bien -  Anthony me había cogido por la cintura y estábamos frente a frente, tan solo nos separaban unos centímetros. Estaba tan cerca.
- ¿De verdad? Si quieres, te dejo sola, para que puedas pensar con claridad. Sé que la decisión es difícil, pero se que escogerás la que más te convenga y sé que esa será la mejor para ti. Y por mucho que me doliese, por mucho que me enfadara, se que estarías feliz y eso sería lo más importante.
- Gracias, la verdad es que este momento Anthony, ¿por que lo puedo llamar asi no?
- Si, claro
- En este momento me gustaría estar a solas.
En ese instante me soltó y me dio un beso en la mejilla. Todos los momentos con Arthur pasaron en un segundo por mi cabeza cuando vi a Arthur a aparecer por el lago y ver que Anthony me besó. Todos y cada uno de ellos.
No quise alarmar a Anthony así que me mantuve en silencio hasta que ya estaba bastante lejos como para oírme.
Arthur estaba en frente de mi, mirándome. Nunca olvidaría esa cara. Rompí a llorar, esa cara de decepción y esa tristeza que reflejaban sus ojos al mirarme, todo eso, lo había provocado yo, en el hombre al que amaba, lo había engañado.
No me atreví a hablar, no podía parar de llorar y mirar esa cara, una cara en la que yo había dibujado esa tristeza. Parecía que el tampoco podía articular ninguna palabra.
Pasaron segundos, minutos y todavía seguiamos callados, hasta que intenté acercarme y al querer abrazarlo él se aparto.
- ¿Por que me haces esto Arthur? - decía mientras todavía tenia lágrimas en los ojos.
- ¿Que por que lo hago? te mande una carta sumamente secreta, que no ``podía´´ saber nadie de ella, y vienes con tu completo y absurdo prometido a nuestro encuentro especial, donde pensaba contarte que... bueno ahora, Srta Williams, le da lo mismo ¿no es cierto?
- No me da igual, le amo y todavía pienso lo mismo, pero es que Anthony es tan caballero, tan hostil y tan servicial, que me he creado una idea diferente de el y he pensado que lo amaba. Bueno mi cabeza a pensado que lo amaba pero mi corazón gritaba tu nombre, pero yo no he querido oírlo. Hasta hoy, al verte, he recordado todos nuestros encuentros, todos los momentos vividos, todos nuestras caricias, nuestros besos. Y todos esos sentimientos han recorido mi cuerpo hasta llegar a mi corazón donde no debian de haber salido nunca.
- Oh.. Emma, emma, emma, te amo tanto. - Me besó y nos envolvimos en una reconciliación, fue el beso más bonito de todos, al menos el más reconfortante. Pensaba que no volvería a verlo jamás, que se olvidaría de mi, que ya no tendríamos una vida juntos y eso me producía un temor incalculable. Cuando ese beso se acabó me abrazo tan fuerte, que no me pude escapar, aun que tampoco es lo que me hubiera gustado, estaba tan bien en sus brazos, tan segura, me sentía tan fuerte en ese momento. Que no lo volvería a soltar nunca. De eso estaba totalmente segura.
Pero dicen que todo lo bueno se acaba y si era totalmente cierto, en ese momento apareció Anthony y toda la dicha que tenía en ese momento se esfumó al verlo aparecer.
- Anthony...
- No digas nada, ya lo he visto todo... se que lo que te dije podría parecer cierto, pero no es así, no quiero verte feliz con otro hombre y menos con este... ogro - Arthur tenía las manos apretadas y estaba muy furioso, le cogí la mano y parecía tranquilizarse, pero no estaba muy convencida. - si no te casas conmigo, tampoco lo harás con otro hombre y de todo este asunto, el vencedor seré yo.
- ¿Y me llamas a mi ogro? A un hombre que solo puede pecar por amar a una mujer.
- Pues olvídate de ella, no la volverás a ver en un mucho tiempo.
- ¿Quien me lo va a prohibir? ¿tu ? - Arthur soltó una carcajada de burla, pero lo que dijo Anthony no lo esperábamos ninguno de los dos.
- Tengo mucha información, he estado investigando en tu cuarto Emma, deberías ser más lista, y haber dejado las cartas a buen recaudo, ¿sabes que tu padre estaría muy interesado en esto? - me enseño todas las cartas que Arthur me había enviado. En todas aquellas había un beso, un caricia y un te quiero. Y eso lo iba a romper él, Anthony, al que había creído amar alguna vez.


miércoles, 31 de agosto de 2011

CAPITULO DIÉCINUEVE. Siempre tuya, Emma.

Cuando desperté estaba toda mi familia alrededor, muy asustados, no sabía que pasaba así que yo también me asusté y pregunté que había pasado.
- ¿Que ha ocurrido, mamá?
- Te has desmayado Emma.
Cuando estuve un poco despejada, mire a mi alrededor y vi que Anthony tenía un papel de un color apagado y arrugada, pero al fijarme mejor, vi que tenía sangre en un lado de ella. Tardé unos segundos en saber por que estaban allí todos tan preocupados y a la vez enfadados. Habían leído la carta de Arthur. Todos, hasta Anthony.  Mi madre si percató de mi situación y sabía que yo me había dado cuenta de todo. En ese momento, interrumpió con un:
- Venga vayámonos todos, Emma tiene que descansar.
Al escuchar esto, Anthony permanecía blanco y quieto, estaba rígido. Parecía un simple estatua. Pero al final, se fue, pero seguía mirándome fijamente sin apartar la mirada. Eso me incomodó más, sentía que ese hombre me odiaba y yo no podía remediarlo. Había leído la carta y yo no sabía de la gravedad de aquello ya que no había leído la carta, por aquel inoportuno desmayo. Intente dormir un poco y después hablaría con Anthony y  aclararíamos las cosas.
Cuando desperté todo estaba oscuro, sería de noche y salí haber si alguien seguía despierto. Todo estaba solitario y oía los ronquidos de mi padre a kilómetros. Pensé Arthur me habría citado a esta hora en el lago y salí en su búsqueda. Salí corriendo de aquella casa, sabía que no estaba bien, pero no podía dejar de correr, mi curiosidad podía conmigo y con ella mi amor por Arthur.
Cuando llegué estaba allí, parecía que se habia dejado el pelo más largo, estaba más delgado y se había comprado una chaqueta nueva y ... ese no era Arthur. Cuando se giró, quería que se me tragase la tierra allí mismo, no era Arthur, habría querido que fuera el mismísimo demonio antes de que se apareciera en nuestro lugar Anthony. Allí estaba, mirándome fijamente como horas antes. Intente escaparme pero entonces:
- Espera, no huyas Emma, eres una chica con agallas, enfréntate a mi.
- Anthony yo..
- Tu, me has engañado desde el principio... todo esto ha sido una farsa y me has decepcionado.
- Pero yo..
- Lo que más me ha confundido de la carta, es que le comentarás ha Arthur, ese que se nombra caballero, que yo sería una buena opción y que reconsiderarías la oferta del cansamiento. ¿De verdad lo piensas?
- No lo se, estoy confundida, estoy enamorada de Arthur, pero tú, tú eres diferente y además me solucionarías la vida para siempre, pero..
- Ya lo has dicho, de quien estás enamorada es de él, pero dime un cosa ¿ Si era tan importante, donde está tu amor?
Es verdad, él había leído la carta y estaba allí, eso quiere decir que me había citado, pero él no había aparecido. Estaba confusa, tenía a mi futuro marido enfrente de mi pidiendome explicaciones sobre por que amaba a otro hombre que no fuera él y el otro hombre no había aparecido para ayudarme.
Era todo tan confuso y me quedé paralizada en medio del bosque y al lado del lago con el hombre con quien me tendré que casar, al que no amo, pero tendré que amar.



miércoles, 27 de julio de 2011

HASTA SEPTIEMBRE Y OS DEJO UN AVANCE.

 OS DEJO UN AVANCE DE LA PRÓXIMA TEMPORADA DE SIEMPRE TUYA :


ESO ES TODO, ¡HASTA SEPTIEMBRE! UN BESO.

viernes, 15 de julio de 2011

CAPITULO DIÉCIOCHO. Siempre tuya, Emma.

Cuando volví a casa, lo único que tuve las fuerzas necesarias para hacer, fue encerrarme en mi cuarto y derramar las lágrimas más dolorosas de toda mi vida. No sabía que hacer, mi cabeza estaba en un duelo más con mi corazón. Como decía mi madre ``entre la espada y la pared´´. Anthony tenía sus cosas positivas, tenia dinero, era guapo y me quería pero yo a él no. Arthur, tenía dinero, era guapo, me amaba pero lo nuestro no era posible aunque yo lo quisiera. Esa era nuestra desdicha.  Por una vez, pensaba en hacer caso a mis padres y casarme con Anthony, pero sería una desgraciada y no viviría mis días junto Anthony, como viviría cada segundo con Arthur. Con felicidad, amor y complicidad. No. Quería Arthur, pero no quería pasarme todo mi vida escondiendo mi amor por todos los rincones y engañar toda mi vida a un hombre honrado y bueno como Anthony.
Y me di cuenta de una cosa clave en toda esta historia, en todo este tiempo, había odiado a Anthony, por que no era Arthur, pero estos meses que lo he conocido parecía otro. Alguien divertido, ingenioso y agradable. Y me gusto ese Anthony, no se si sería una fachada o que quería engatusarme para intentarme convercerme para que me casara con él, pero la verdad es que me gusto y por eso había reconsiderado esa unión. Pero no podía pensar aquello, yo amaba a Arthur sobre todas las cosas y eso no lo podía negar nadie, ni el mismo Anthony.
- Pshh, Pshh, Señorita Williams... - oí en mi ventana. Era el criado de Arthur, hacía mucho tiempo que no había pasado por nuestra casa y hacía tiempo que Arthur no me enviaba cartas.
- Dígame - dije.
- Traigo una carta de mi señor, es urgente igual o más de la última que le di. Me tengo que ir, hasta otro día señorita Williams.
- Vaya con dios.
Abrí la carta muy nerviosa, hacía meses que no enviaba una carta a través de su criado, y era más urgente que en la carta en la que me explicaba sus sentimientos y sus intenciones de quedar todas las noches en nuestro lugar en el lago.
¿Que dirá esa carta? ¿Tan importante será? pensaba yo, no podía ni abrir el sobre y al final me corte con el papel del sobre y al ver la sangre, cosa repugnante, me desmayé.

martes, 12 de julio de 2011

CAPITULO DIÉCISIETE. Siempre tuya, Emma.


Estaba soñando profundamente cuando sentí una caricia en la mano, pero seguí con los ojos cerrados, habría sido el viento ya que estaba la ventana abierta pensé. Luego sentí otra caricia en el brazo, luego en la cara y al final en el pelo. Me aparté para el otro lado de la cama y me encogí como si tuviera frío. Miré de reojo a quien me había acariciado y por supuesto no era Arthur, pero tampoco era Anthony y eso me alivió, era mi madre que me estaba acariciando como si me añorará cuando todavía no me había ido. Abrí los ojos y ahí me la encontré llorando.
- Mamá, mamá ¿que pasa? - me asusté
- Nada hija, ya es la hora.
Sonroje y reí al mismo tiempo.
- Gracias mamá te quiero. Todo lo que estas haciendo por mi es admirable ¿quien lo diría? tú ayudándome a reunirme con mi amado, tú. 
- ¿Por que te asombras tanto? soy tu madre y aunque no lo creas, quiero el bien para ti.
- Gracias, gracias otra vez y si no te importa tengo que arreglarme para ir al encuentro. Te quiero - la abracé y se fue.
Fui al lago, a nuestro lugar, a nuestro encuentro había llegado un poco tarde así que supuse que ya estaba allí y acerté. Corrí hacía el y lo abrace muy fuerte. No lo volví a soltar en toda la noche. Hicimos lo mismo que la otra noche, hablar, besarnos, acariciarnos y abrazarnos. 
Así seguimos semanas, cada noche, no faltaba una noche que no estuviéramos juntos, meses, pero yo ya me cansaba de esa situación quería estar con el todas las horas del día, todos los días y todas las horas que quisiéramos sin esconder nuestro amor y enseñarlo al mundo, discretamente claro está. Pero yo era de otro y no podía ser de los dos.
Una noche de aquellas muchas habíamos dejado de hablar hace rato pero ninguno pensaba en hablar. Los dos estábamos pensativos, pensábamos en que íbamos hacer con lo que sentíamos el uno por el otro. 
- ¿Qué piensas Emma?
- Me temo decírtelo, pero no podemos continuar así toda la vida. No podemos esconder nuestro amor tanto tiempo y al final nos acabarán descubriendo.
- ¿Y que quieres que hagamos? no soy yo el que está comprometido.
- Sabes que hice todo lo posible por evitarlo pero mi padre está convencido que mi vida será mejor con Anthony.
- ¿ Y tu también lo estás?
- ¿Convencida?
- Si
- Pues no lo se Arthur.
Me equivoque de frase y arruiné la noche. Tal como dije eso Arthur no quiso escuchar más y se fue.
- ¿Donde vas Arthur?
- ¿No lo sabes verdad? todo lo que hemos pasado juntos, todo lo que nos amamos, bueno yo te amo y no quieres seguir aquí conmigo.
- No es que no quiera, ¡es que no debemos, no podemos seguir así!
- Si tu quisieras si podríamos.
Dio media vuelta y se fue. Yo me quedé allí sentada, pensando y llorando al mismo tiempo sin saber que hacer con mi vida.