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miércoles, 27 de julio de 2011

HASTA SEPTIEMBRE Y OS DEJO UN AVANCE.

 OS DEJO UN AVANCE DE LA PRÓXIMA TEMPORADA DE SIEMPRE TUYA :


ESO ES TODO, ¡HASTA SEPTIEMBRE! UN BESO.

viernes, 15 de julio de 2011

CAPITULO DIÉCIOCHO. Siempre tuya, Emma.

Cuando volví a casa, lo único que tuve las fuerzas necesarias para hacer, fue encerrarme en mi cuarto y derramar las lágrimas más dolorosas de toda mi vida. No sabía que hacer, mi cabeza estaba en un duelo más con mi corazón. Como decía mi madre ``entre la espada y la pared´´. Anthony tenía sus cosas positivas, tenia dinero, era guapo y me quería pero yo a él no. Arthur, tenía dinero, era guapo, me amaba pero lo nuestro no era posible aunque yo lo quisiera. Esa era nuestra desdicha.  Por una vez, pensaba en hacer caso a mis padres y casarme con Anthony, pero sería una desgraciada y no viviría mis días junto Anthony, como viviría cada segundo con Arthur. Con felicidad, amor y complicidad. No. Quería Arthur, pero no quería pasarme todo mi vida escondiendo mi amor por todos los rincones y engañar toda mi vida a un hombre honrado y bueno como Anthony.
Y me di cuenta de una cosa clave en toda esta historia, en todo este tiempo, había odiado a Anthony, por que no era Arthur, pero estos meses que lo he conocido parecía otro. Alguien divertido, ingenioso y agradable. Y me gusto ese Anthony, no se si sería una fachada o que quería engatusarme para intentarme convercerme para que me casara con él, pero la verdad es que me gusto y por eso había reconsiderado esa unión. Pero no podía pensar aquello, yo amaba a Arthur sobre todas las cosas y eso no lo podía negar nadie, ni el mismo Anthony.
- Pshh, Pshh, Señorita Williams... - oí en mi ventana. Era el criado de Arthur, hacía mucho tiempo que no había pasado por nuestra casa y hacía tiempo que Arthur no me enviaba cartas.
- Dígame - dije.
- Traigo una carta de mi señor, es urgente igual o más de la última que le di. Me tengo que ir, hasta otro día señorita Williams.
- Vaya con dios.
Abrí la carta muy nerviosa, hacía meses que no enviaba una carta a través de su criado, y era más urgente que en la carta en la que me explicaba sus sentimientos y sus intenciones de quedar todas las noches en nuestro lugar en el lago.
¿Que dirá esa carta? ¿Tan importante será? pensaba yo, no podía ni abrir el sobre y al final me corte con el papel del sobre y al ver la sangre, cosa repugnante, me desmayé.

martes, 12 de julio de 2011

CAPITULO DIÉCISIETE. Siempre tuya, Emma.


Estaba soñando profundamente cuando sentí una caricia en la mano, pero seguí con los ojos cerrados, habría sido el viento ya que estaba la ventana abierta pensé. Luego sentí otra caricia en el brazo, luego en la cara y al final en el pelo. Me aparté para el otro lado de la cama y me encogí como si tuviera frío. Miré de reojo a quien me había acariciado y por supuesto no era Arthur, pero tampoco era Anthony y eso me alivió, era mi madre que me estaba acariciando como si me añorará cuando todavía no me había ido. Abrí los ojos y ahí me la encontré llorando.
- Mamá, mamá ¿que pasa? - me asusté
- Nada hija, ya es la hora.
Sonroje y reí al mismo tiempo.
- Gracias mamá te quiero. Todo lo que estas haciendo por mi es admirable ¿quien lo diría? tú ayudándome a reunirme con mi amado, tú. 
- ¿Por que te asombras tanto? soy tu madre y aunque no lo creas, quiero el bien para ti.
- Gracias, gracias otra vez y si no te importa tengo que arreglarme para ir al encuentro. Te quiero - la abracé y se fue.
Fui al lago, a nuestro lugar, a nuestro encuentro había llegado un poco tarde así que supuse que ya estaba allí y acerté. Corrí hacía el y lo abrace muy fuerte. No lo volví a soltar en toda la noche. Hicimos lo mismo que la otra noche, hablar, besarnos, acariciarnos y abrazarnos. 
Así seguimos semanas, cada noche, no faltaba una noche que no estuviéramos juntos, meses, pero yo ya me cansaba de esa situación quería estar con el todas las horas del día, todos los días y todas las horas que quisiéramos sin esconder nuestro amor y enseñarlo al mundo, discretamente claro está. Pero yo era de otro y no podía ser de los dos.
Una noche de aquellas muchas habíamos dejado de hablar hace rato pero ninguno pensaba en hablar. Los dos estábamos pensativos, pensábamos en que íbamos hacer con lo que sentíamos el uno por el otro. 
- ¿Qué piensas Emma?
- Me temo decírtelo, pero no podemos continuar así toda la vida. No podemos esconder nuestro amor tanto tiempo y al final nos acabarán descubriendo.
- ¿Y que quieres que hagamos? no soy yo el que está comprometido.
- Sabes que hice todo lo posible por evitarlo pero mi padre está convencido que mi vida será mejor con Anthony.
- ¿ Y tu también lo estás?
- ¿Convencida?
- Si
- Pues no lo se Arthur.
Me equivoque de frase y arruiné la noche. Tal como dije eso Arthur no quiso escuchar más y se fue.
- ¿Donde vas Arthur?
- ¿No lo sabes verdad? todo lo que hemos pasado juntos, todo lo que nos amamos, bueno yo te amo y no quieres seguir aquí conmigo.
- No es que no quiera, ¡es que no debemos, no podemos seguir así!
- Si tu quisieras si podríamos.
Dio media vuelta y se fue. Yo me quedé allí sentada, pensando y llorando al mismo tiempo sin saber que hacer con mi vida.

jueves, 7 de julio de 2011

Dejadme agradeceros todo el apoyo.


MUCHISIMAS GRACIAS OTRAVEZ. MILLONES DE BESOS. LO SIENTO POR NO ESCRIBIR UN CAPITULO PERO ME GUSTARÍA MÁS AGRADECEROS ESTO Y DEJAR EL CAPITULO PARA MÁS TARDE. LO SIENTO (por el capitulo). ADIOS, Y ESPERO HABEROS ALEGRADO UN POCO CON MIS PALABRAS, EL DÍA.

martes, 5 de julio de 2011

CAPITULO DIÉCISEIS. Siempre tuya, Emma.

Cuando llegué a casa cerré bien la puerta y subí para mi cuarto. Todos estaban dormidos aunque eso ya no me importaba, por que mi madre sabía de mi desgracia y haría lo imposible por no casarme con Anthony.
Cuando me desperté por la mañana el sol estaba más radiante que nunca y yo estaba feliz, tan feliz como nunca. Bajé a la cocina cantando y desayuné. Todos estaban asombrados, mi madre que sabía por que estaba tan feliz, sonreía.
- ¿Que te hace tan feliz hermana? - dijo Emily.
- Que...que me casaré dentro de poco.
- Aseguraría que no es eso lo que te hace tan feliz
- Hermanita, no quieras averiguar lo que no debes - le dije susurrando al oído.
Y subí  a mi cuarto a seguir mi diario que con tantas desdichas me había olvidado completamente de él.
Querido diario, ayer viví un sueño. Se paró el tiempo con cada abrazo, con cada beso, con cada susurro. Pero el tiempo se paró solo un segundo, pero luego la vida siguió su curso y nos tuvimos que separar. Él es el  que me ayuda a respirar sin él no puedo ser yo misma. Él es la persona especial que siempre había querido, divertido, caballeroso, hermoso. Siempre está cerca de mi cuidándome, enseñándome que hay esperanza para nosotros. Que hay justicia y que pronto estaremos juntos y casados. Que está dispuesto ha luchar por mi o conmigo, los dos juntos. No se si esto tendrá que acabar algún día, si esto solo serán los recuerdos que van a quedar de nuestro amor. Pero mientras tanto, yo seguiré junto a él, soñando una vez más dentro de mi horrible pesadilla.
Cerré aquel diario y lo escondí debajo de la almohada. Saqué la última carta de Arthur y la leí de nuevo. Después de leerla cerré los ojos y me puse a recordar los momentos más hermosos que habíamos pasado ayer. Recordé toda la noche ya que la noche entera fue preciosa. Pero por desgracia me vino a la mente Anthony y que haría si me volvía a descuidar de alguna carta o el mismo diario. Tenía que andar con mucho cuidado hasta que todo se solucionara. Al final con tanto ojos cerrados, acabé durmiendo en la cama como un bebe en su cuna.

sábado, 2 de julio de 2011

CAPITULO QUINCE. Siempre tuya, Emma.

Eran las 10:30, todos estaban es sus camas y yo me estaba preparando para ir a ver a Arthur. Cuando bajé para irme salió mi madre para ver que me pasaba, cogí una bata que había por allí y me la puse encima.
- ¿Donde vas hija?
- A por un vaso de agua me he acostado con mucha sed.
- Vale. Pero cuando salgas a ver a Arthur cierra la puerta, que a veces no encaja bien.
- Yo.. ¿a quien?
- Lo se todo hija, dejaste la carta en el suelo de tu habitación, pero vi lo mucho que te ama ese hombre y no te dije nada. Intentaré hacer lo posible para que tu padre anule el matrimonio te lo aseguro. Me encantaría haber tenido un hombre que amara tanto.
- ¡Gracias mamá! .- y la abracé sonriendo.
Cuando salí encaje la puerta bien como me dijo mi madre. Estaba tan contenta, por una vez mi madre había pensado en el amor y lo más importante, ¡el amor había vencido!
Era una noche muy oscura y había luna llena. Cuando llegué no había nadie y me senté a esperar. Empecé tontamente a tirar piedras al lago, estaba tan aburrida y tardaba tanto.
Cuando alguien me cogió por los brazos y dio la vuelta acercándome a él lo vi. Estaba más guapo que nunca con los botones de la camisa desabrochados hasta media camisa y el pelo alborotado. Tenía también barba en su cara y andaba medio descuidado pero estaba muy guapo.
- Has venido ¿ me amas?
- Infinitamente. Pero júrame que siempre, que siempre estarás conmigo. Que no te irás,que me esperaras,  necesito que me lo jures por favor, nunca me sueltes, por favor.
Me besó apasionadamente. Sin duda el mejor de todos. Era más fogoso y tímido a la vez. Era especial. Un beso robado.
Pasamos una noche especial. Estuvimos todo abrazados, no nos queríamos soltar, no queríamos perder ni un minuto sin el calor mutuo sin estar juntos. 
Hablamos de tantas cosas de él, de mi, de nosotros. Pero sabía que eso se acabaría y llegó el momento de despedirse. Un beso más y un adiós sincero.
- ¿Mañana aquí a la misma hora? 
- Si, claro que si.
- Te quiero Arthur. Adiós.
- Una cosa Emma, - no me soltaba de la mano .-  Jamás me digas adiós, no quiero despedirme nunca de ti y adiós significa olvidar.
- Yo no quiero olvidarme de ti.
- No quiero que lo hagas, pero ahora te tienes que ir a mi pesar. Hasta luego Emma, Te quiero.
- Hasta luego Arthur, yo también.
Me soltó la mano y empecé andar girandome de vez en cuando para admirar su belleza por última vez esta noche.



viernes, 1 de julio de 2011

CAPITULO CATORCE. Siempre tuya, Emma.

Cuando acabe de leer la carta y reflexionar en lo que debía hacer bajé al salón para charlar un rato con mi familia. Y allí estaba él, Anthony, mi prometido. Cuando lo vi, cambié de pensamiento, pero en ese momento cuando pensaba en subir otravez arriba, mi madre, mi adorada madre me vió y me reclamó :
- Hija, mira quien ha venido a verte es Anthony ¿ Donde vas?
- A ningún lado, Hola Anthony
- Hola Emma. ¿ Por que no vamos a dar un paseo?
- Es que...tengo que, lavar la ropa, si eso.
- No pasa nada, para eso esta tu madre.
- Gracias mamá, muchisimas gracias. Como siempre tan servicial.
Mi madre sonrió, a lo que yo no. Salimos por la puerta y salimos a andar.
Estábamos callados ninguno quería comenzar una conversación sin ningún sentido, que no llevaría a nada. Pero el venció el silencio cuando más lo añoraba.
- Se que no te gusto, pero la confianza es fruto del tiempo.
- Eres igual que mi madre, por eso no he llegado a apreciarte ni un poco todavía.
- ¿Igual a tu madre? ¿En que sentido?
- La misma forma de pensar, los mismos errores y que solo pensáis con el dinero. En vuestra vida solo hay dinero.
- Lo más importante de la vida.
- Mejor acabemos con esto. Por desgracia ya tengo bastante por aguantarte toda una vida. Y perdona por la ofensa, pero lo siento así.
Me dirigí a mi casa y él se quedo parado. Entre y cerré la puerta para que no volviera nunca más, aunque eso sería imposible.